En la mágica y antigua ciudad de Santa Cruz de Mompox, donde el tiempo parece haberse detenido, existe una iglesia llamada Santa Bárbara rodeada de mucha historia, esta fue construida en el año 1613, originalmente, estaba hecha con techo palma y paredes de bareque, una construcción sencilla y típica de la época; sin embargo, para el año de 1733, esta estructura fue derribada y reemplazada por una nueva, edificada en mampostería, que es la que conocemos en la actualidad, su arquitectura es de estilo barroco y gótico, su torre tiene ocho lados iguales, y el barandal del balcón está elaborado en un estilo salomónico, reflejando la riqueza de su diseño, también consta de un reloj que fue traído en el año 1817 e instalado en 1830, el cual cuenta con un mecanismo que da las horas cada cuarto de hora.
La torre de la iglesia fue encargada por un comerciante llamado Martín Setuain, quien trajo a un arquitecto con mucha influencia de la cultura musulmana de origen desconocido, para su construcción, quien se inspiró en la leyenda de la princesa Bárbara para diseñar la torre. La leyenda se ubica en la región de Izmir, en la actual Turquía, esta cuenta que, Bárbara era hija de un rey pagano llamado Dioscoro, quien al enterarse que su hija se había enamorado de un joven católico, se enfureció y como castigo la encerró en una torre custodiada por leones, impidiendo que nadie pudiera entrar o salir, no siendo eso suficiente, para asegurarse que Bárbara no tuviera contacto con el exterior, Dioscoro mandó construir un balcón en la torre, desde el cual ella podía asomarse y observar solamente a jóvenes de su misma edad y religión.
No obstante, en uno de los viajes de su padre por fuera del país, Bárbara en su rebeldía, se las ingenió y dado que en su baño tenía dos ventanas, mandó a construir una tercera ventana en alusión a la Santísima Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo de la religión católica, que en la actualidad se pueden apreciar en la torre de la iglesia de Santa Bárbara, con esto Barbara de manera clandestina seguía profesando la religión católica; al regresar su padre Dioscoro este descubrió lo que su hija había hecho y el significado de ello, por lo que llenó de rabia, ordenó que la sacaran de la torre y la exhibieran en la plaza del pueblo para humillarla, como parte del castigo, mandó rasgar sus vestiduras y le cortó uno de los senos, en un acto de crueldad que buscaba quebrantarla.
A pesar de todo, Bárbara permaneció firme en su fe y en su amor por el joven católico y ante la negativa de su hija a renunciar a su religión, Dioscoro la llevó a una montaña y, con una espada, la decapitó; en ese instante, un rayo cayó del cielo y también decapitó a Dioscoro. Este hecho dio origen a un dicho popular: «A rayos caídos no hay Santa Bárbara que valga».
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